Una señora me escribe el email de hoy

Mira que hace tiempo que no contesto ciertos emails…

PERO.

PEEEEEEERO…

Ocurre que tengo un sexto sentido para encontrar oro.

Entendiendo oro como una gran lección en forma de email que vende mucho.

Y cuando huelo oro, qué quieres que te diga, cuando huelo oro no me pude resistir.

Así que cuando una señora muy enseñorada me escribió esto, ocurrió esto otro…

[…] no cumples la palabra. Dices que hay que apuntarse para recibir píldoras y los correos son para vender el curso, que efectivamente es de venta por asfixia al cliente. La trampa en la venta no me gusta, como no me gusta en la vida. […] Enhorabuena por la plataforma de ventas, buen negocio.

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Recibido por un suscriptor hoy mismo:

«Quien no aprenda de leer tus correos diarios,

Es el mismo que folla con los calcetines puestos.»

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Eso me lo había enviado unos minutos antes Manuel Escalera, de manuelescalera . com, un tipo que convierte muslos de puré de patata en una aleación de mármol con acero inoxidable.

La cosa continuó así:

Eres bastante soberbio y grosero. No me pones en absoluto

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Me quedo más tranquilo.

***

Si quieres te doy yo un curso de vender un huevo sin faltar al respeto a nadie, yo me he inscrito por hacer un favor a una amiga, y claro, no viene mal aprender, pero que me insultes pero parece de ser muy poco creativo.

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Yo lo veo así:

  • Soberbio sería si diera consejos de ventas a alguien que vende cien veces más que yo. Yo qué sé, a Tony Robbins, por ejemplo.
  • Faltar el respeto sería si escribo a un desconocido diciéndole cómo hacer las cosas.
  • Insultar sería si doy por hecho que mi interlocutor «tiene que poner» y se lo hago saber.

Pero revisaré mi diccionario.

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Bueno, que soy un soberbio y «no me escribas más que tengo mejores cosas que hacer.»

Obviamente, para esta gente vender un huevo es como el amigo preadolescente que te daba lecciones de sexo porque el otro día vio un pezón de reojo en el autobús.

Y es que hay gente tan preocupada en imponer su particular concepto de la moral –entiéndeme, tan particular como el que yo o cualquier otro pueda tener– que se olvidan de vender

Entonces.

En la vida solo puedes hacer una cosa:

Puedes vender o puedes imponer tu particular concepto de la moral.

O de la eduación, o de la humildad o de cualquier película que te hayas creado para sentirte cómodo en un mundo que ninguno entendemos.

Bueno, pues a vender te enseño yo y te enseña este newsletter.

Y de moral…

De moral, te enseña Gustavo Bueno, no esta señora.

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