EL MAYOR error de mi vida profesional

Hace no tantos años mi amigo Isra hacía cosas como montar muebles o descargar camiones. Un día se cansó, cultivó su marca personal y se puso a ganar más dinero, bastante dinero.

¿Cómo es posible que ningún empresario, es decir, gente que dedica el día a pensar cómo ganar dinero, vieran la capacidad de este tío? No tiene ningún sentido.

Yo, que soy más tonto, durante mucho tiempo evité, a propósito, trabajar mi marca personal.

Siempre había querido tener una empresa y me había creído eso de que una empresa tiene que ser independiente de su fundador, que así las empresas funcionan mejor y que es imposible tener éxito de otra forma.

Los gurús que dicen estas estupideces se repiten tanto que acabé aceptando sus discursos sin darme cuenta de que algunas de las mayores empresas del mundo (Microsoft, Tesla, Apple) se han creado alrededor de la figura de su fundador.

Steve Jobs ha sido el mayor vendedor de Apple y, como el Cid Campeador (ahí va otro ejemplo de marca personal), sigue vendiendo después de muerto.

Continúo contándote mi caso.

Pasé una década trabajando 14 y 15 horas diarias en mi empresa, ganaba dinero pero no era feliz, así que en agosto de 2019 anuncié que la vendía.

En ese momento empezaron a contactarme varias personas. Eran empresarios que querían formación en ventas. Es como si algunas personas me estuvieran esperando para pedirme algo.

Sin haberme dado cuenta había estado trabajando, aunque fuera un poquito, mi marca personal.

Lo más incomprensible es que llevaba años prospectando a puerta fría, con todas las dificultades que eso tiene y, de repente, cuando iba con mi nombre por delante, empresas que jamás me hubiera abierto la puerta, no solo me la abrían, sino que eran ellas quienes me invitaban a pasar y pedían un poco de mí.

Hoy me parece obvio, pero entonces no lo entendía. A una empresa, especialmente si es grande, no le gusta nada contratar a otra empresa. No quieren más proveedores que les compliquen la vida, pero les pone muy cachondas contratar a alguien que les parece un experto.

Cuando siendo una pequeña empresa me dirigía a una gran empresa, me veían como algo semejante a ellos, pero peor. Alguien que no lo ha conseguido del todo, no tanto como ellos.

Sin embargo, cuando te perciben como un experto que se gana la vida sin depender de nadie sienten que eres un cabronazo, alguien que ha conseguido algo admirable.

Hace años que no oigo eso de «Es que es muy difícil darse de alta como proveedor» y los pagos siempre llegan puntuales. Sigo siendo una empresa, pero ahora contratan mi cara.

Apúntate al newsletter, donde envío artículos nuevos que no verás por aquí.