Por qué tenerlo grande te impide vender

Voy a hablar de un concepto muy importante pero muy difícil de explicar.

Es probable que mi explicación sea una mierda, así que te voy a pedir que hagas un mayor esfuerzo de lo habitual.

Te voy a contar dos ideas que van en contra de lo que te han dicho toda la vida:

– El tamaño importa (y cuanto más grande, peor)
– Equivocarse no siempre está bien

Me atrevo a decir que no entender la relación entre estas dos ideas es el motivo por el que a la mayoría de las personas no les acaba de ir demasiado bien.

Por otro lado, todo está compuesto por dos partes:

El contenido y el continente.

El qué y el cómo.

La forma y el fondo.

Esas son las dos partes, no hay más, son esas y tienes que tenerlas en cuenta cada vez que te enfrentas a algo.

Cuando haces algo y te equivocas en una de esas dos partes, te conviertes en una mejor persona. Cuando te equivocas en la otra, dejas claro que tienes miedo al éxito.

Ejemplo.

Siempre digo que una de las mejores técnicas para vender es crear tensión. Que el buen vendedor no busca complacer, sino crear tensión.

Muchos de los que lo intentan por primera vez acaban cabreando al cliente.

Luego está la mayoría, que en lugar de poner en práctica algo así, dicen cosas como:

– Conmigo no funcionaría
– A mi cliente eso no le gusta
– En mi mercado nadie hace eso

Es la diferencia entre fallar en el cómo y fallar en el qué.

Lo primero te convierte en una mejor persona. En alguien más cerca de conocer dónde están las fronteras de la ofensa, una potentísima herramienta para destacar

Lo segundo te deja en exactamente el mismo punto en el que estabas.

El motivo por el que tanta gente falla en el qué es por tenerlo demasiado grande. Cuando tienes un ego demasiado grande generas vinculación emocional con tus ideas.

Evitar el error se convierte en un éxito. Prefieren tener razón a tener dinero.


Y mira, quizás todo esto te parezca una tontería.

Pero te aseguro que la vida es infinitamente más divertida e interesante cuando tienes dinero que cuando tienes razón. Y es imposible alcanzar lo primero sin perder lo segundo.

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