Tenemos una amiga en común

Tenemos una amiga en común.

Te hablo de la que tiene mala suerte para los hombres.

Esa que siempre se pregunta qué hay que hacer para encontrar a un hombre decente en estos tiempos.

Que te manda recuerdos.

Dicen que el 50 % de la solución a un problema está en saber plantearlo.

Escozor a continuación. Si eres de porcelana deja de leer.

Y si la pregunta correcta fuese…

«¿Cómo hago para ser la persona más atractiva posible para los hombres decentes?»

Ya sé, ya sé. Machirulo-opresor-francopantano. Calma, calma. Es un ejercicio hipotético, de fantasía.

Simplemente supongamos que en este mundo de fantasía la forma en la que presentas un producto influye en el público al que atraes.

No hablo de estética. O no solo. Hablo del envolotorio, de los tiempos y los lugares, de los cómos y los por qués.

Hablo, en definitiva, de las palabras que le acompañan.

Oye, que lo mismo, llámame loco, vamos por la vida viendo los problemas equivocados.

  • Me llegan leads de baja calidad.
  • Mi cliente es muy sensible al precio.
  • Hay mucha competencia.

Dice mi colega Kiyosaki en Padre rico, padre pobre que el mundo está lleno de gente con talento y sin dinero…

Si supieran que están a una habilidad de la riqueza…

Cuando leí esa frase paré de leer. Mi cerebro implosionó. No podía haber sido más esa persona.

Menuda hostia retroactiva.

Mismo producto, misma persona, dos niveles de ingresos. ¿La diferencia? Una maldita puta habilidad.

En esta sociedad existen dos lados separados por una valla. Se trata de una valla hecha con cristal de ese que solo permite el paso de la luz en una dirección.

Ahora podía ver a los que ahora están donde yo estaba, marchando tranquilos sin saber que la fiesta esta en este lado, pero ellos no me podían ver a mí.

Están haciendo todo lo que yo hacía, que es todo lo que la sociedad te dice que hay que hacer.

Bajé el libro y miré al infinito.

Si solo supieran que están a una habilidad de conseguirlo.

Entiéndelo como quieras, pero en la mentoría destripo uno de los mensajes más endiabladamente emocionales, viscerales y también vendedores que se han escrito en la historia de la publicidad.

Y enseño cómo aplicarlo a lo que sea que vendas.

291 palabras. Eso es todo.

Toda la información si te apuntas ahí abajo: