No esperaba nada de este pueblo. Solo pretendía ser la última parada antes de llegar a España tras dos meses de viaje, pero Avignon es un maldito museo.
El hotel está al final de una calle estrecha, apenas cabe el coche, así que fui corriendo a la recepción y pregunté por el parking.
«Sal. A la derecha verás un botón. Púlsalo.»
¿Qué botón? Es más… ¿qué parking?
Subo la calle, bajo, la perpendicular. ¿Y el maldito parking? La fila de vehículos detrás del mío ya es bastante larga.
Vuelvo a la recepción. «No me ha entendido. Tengo el coche fuera. Ahora vuelvo y le doy mis datos, pero indícame dónde meto el coche.»
«¡Claro que está fuera! Según sales, a la derecha. A la derecha. Te he visto por la cámara, eres el coche azul, has estado muy cerca. A la derecha. Sales, y a la derecha. Dale al botón y te abro.»
Estoy sudando. Pulso los botones de un portal. Solo queda esperar que las paredes de piedra se abran por la mitad. La gente ya está pitando.
Entonces sale otra señora del hotel y me dice que no puedo dejar el coche ahí.
«¿Y el parking?»
«Tienes que dar la vuelta al edificio, 1500 metros en esa dirección.»
Después de aparcar esta segunda señora me explicó que se había ausentado cinco minutos y la otra chica le tuvo que sustituir. No se imagina de dónde sacó la idea de que en la puerta del hotel existía un parking.
No me molestó lo más mínimo, lo he visto demasiadas veces. Subordinados que creen que serán guillotinados si tienen la menor de las dudas.
Llama a una empresa y pregunta quién es el responsable de contratar lo que sea que vendes. Pregunta también cuándo estará disponible y cuál es su proveedor actual.
Ya sabes por quién no preguntar, cuándo no volver a llamar y contra quién no compites.
Grábate esto a fuego:
La información que obtienes cuando hablas con un no-decisor son pistas, no órdenes. A nadie más que a ti le corresponde interpretarlas y juzgar quién toma las decisiones, si debes insistir o no en ofrecer tu servicio o si la forma más apropiada de avanzar es enviando un email o gritando desde la calle como si fueras el afilador.
¿Más consejos de venta? en el newsletter, mi estimado. Día que pasas sin estar apuntado, artículo que te pierdes, y mucha pasta que pierdes.