Hay gente con tanto trabajo que no tiene tiempo de ganar dinero.
Nada que envidiar probablemente sea el libro más bello escrito acerca de la historia reciente de Corea del Norte.
Aunque hace mucho que lo leí, contiene una anécdota que me viene recurrentemente a la cabeza.
Se trata de un detalle que permite identificar a los desertores norcoreanos que viven en Corea del Sur. Y es que algunos llevan las etiquetas de la ropa por fuera.
Me refiero a las etiquetas del precio, esas etiquetas de cartón que están sujetas con un hilo de plástico.
La ropa que se vende en Corea del Norte es usada o proviene de mercadillos chinos, así que la mayoría de norcoreanos nunca han visto una etiqueta y nadie les ha dicho que hay que quitarlas.
Esta historia te parecerá una tontería, pero a mí me impactó mucho. Le encuentro muchos paralelismos con otros aspectos de la vida.
Por ejemplo, con el marketing y ventas.
Los guruses del marketing pasan el día hablando de awareness, engagement, branding, funnels y otras palabras que se van inventando sobre la marcha.
Cada vez que cruzo con alguien así pienso que lleva la etiqueta por fuera. Es como si nunca hubiera visto el dinero y nadie le ha dicho que hay que ganarlo.
La gente que he conocido que más rendimiento le sacan al marketing es gente que no tiene nada que ver con el marketing.
Como la empresaria que me escribió para contarme su estrategia de Instagram:
- 2 años en Instagram
- Dedicando unos pocos minutos de lunes a viernes
- 40 000 seguidores
- No sigue a nadie
- Convierte a sus seguidores en clientes
- Tiene un negocio rentable desde el minuto uno
- Lo que dice es algo que puede hacer cualquiera
La estrategia que siguió para conseguir esto me gustó, pero joder, la forma que tiene de crear contenido me pone cachondo.
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