Este post tiene tres partes:
- Una oferta que no servirá para casi nadie
- Una historia que solo servirá a unos pocos
- Una conclusión que vale para todo el mundo
Oferta
Sé que valdrá para muy pocos, pero ahí va:
Si tienes una base de datos de email marketing grande (>100.000 suscriptores) a los que escribes con cierta frecuencia, te interesa decírmelo.
No te puedo decir para qué hasta que no hablemos, pero no se trata de un intercambio de menciones ni tiene que ver con el tema de las referencias. Es algo mucho más interesante.
Eso es todo. Si es tu caso, me dices.
Historia
Me escribe Juan Ángel Gil, el hijo de Jesús Gil.
Es decir, el hijo de Jesús Gil, no, otro Juan Ángel Gil.
El Juan Ángel Gil asesor financiero. Tiene un newsletter en LinkedIn, échale un ojo luego (juanangelgil . org).
Bueno, que me escribe y empieza su mensaje con palabrotas:
Puta madre Luis.
Después de ver el curso de ‘avalancha de referencias’, lo he aplicado con un cliente, pidiéndole solo que me diese paso a un cliente suyo (quería hacer la prueba de que tu método funciona).
A los 15 minutos el cliente me ha devuelto el correo, con su teléfono personal y su disponibilidad.
Tasa 100%.
Te quiero.
Juan Ángel, además de posible descendiente del Donald Trump español, dijo eso después de conseguir el curso:
Cómo conseguir una avalancha de clientes en base a recomendaciones
Curso que obtuvo después de trabajar como un cabrón y conseguir que 100 personas se apuntaran al newsletter a través de su enlace.
Un enlace similar al tuyo, pero distinto. El tuyo es este: https://amigos.mongemalo.com/4861293e
Conclusión
A algunos la oferta les sonará a risa.
A otros les sonará a risa incluso lo de conseguir 100 recomendaciones.
A los que alcanzaron esos números también hubo un día en el que les sonaban a risa.
Luego los consiguieron.
Y lo que entonces les dio risa es que hubo un día en el que esos números les producían risa.
Y el no haberse planteado conseguirlos antes.
Esa es mi lección de hoy, una gran lección
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