Decía Juan Ramón Rallo que uno solo aprende a entender lo esencial que es la libertad cuando la ejerce.
Y que si alguien nunca la ha disfrutado, muchas cosas que no son normales le pareceran normales.
Y aquí añado… que si alguien nunca ha ganado dinero sin dramas, sin estrés, sin conversaciones de besugos…
…sin reuniones…
…sin reirse de chistes sin gracia…
…sin negociar precio…
…sin cobrar a 30 días…
…sin perseguir para que cobrar…
Si siempre ha hecho eso y se lo ha visto hacer a los demás, le parecerá que es lo normal…
Y que no hay alternativa…
Y los demás lo notarán. Los clientes y los clientes potenciales, tu jefe o tus subordinados y hasta tu pareja.
Y probablemente no sea algo que hagan de manera consciente, pero se adaptarán a esa creencia y actuarán en consecuencia.
Reforzándola…
…y aprovechándose de ella.
Pero si paras un segundo y miras adentro. Miras con autocrítica y un punto de hartazgo, descubirás algo.
Descubrirás que justamente lo que los clientes intentan es que no tengas libertad.
Que el empresario o el vendedor sea cada día menos libre…
Y que no sea consciente de que es menos libre.
Y al final, lo que pasa que los clientes cada vez manejan más la vida de sus proveedores, y éstos, para colmo, se lo agradecen… porque piensan que sin ellos no serían nada.
Pero atiende, amigo de internet, porque eso, para nada es normal. Ni normal, ni necesario, ni aceptable.
El otro día me escribió Daniel, de esopera .com, y me dijo lo siguiente:

Daniel se refiere a una masterclass que vendo
Donde enseño a venderle a una audiencia propia. Por email o redes. O por ambas.
A crearla, a fidelizarla y a venderle.
Como complemento a lo que sea que hagas…
- Complemento iluminador
- Complemento multiplicador
- Y, sobre todo, complemento liberador
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