El otro día me escribio Nemesio, un suscriptor, y me dijo esto:
Muy buenas Luis,
¡Ya tengo mi primer hater oficial!
Es una sensación muy extraña…
por un lado, asusta
por otro, da satisfacción
y la gran pena…
que le he respondido (con lo bonita que me había quedado la respuesta)
y el mail me ha venido de vuelta.
Enhorabuena por tu trabajo
aunque ya lo sabes…
da resultado
Un saludo,
Al poco me escribió Manuel Ignacio, otro suscriptor, y me enseñó el comentario que un tipo hacía de mí en a razón de esta entrevista:
Mira, me he pegado buena parte de la vida currando mil horas por cuatro duros. Entonces no tenía ni idea de vender, así que hacía lo mismo que todo el mundo:
– decirle que sí al cliente todo el rato,
– visitarle en sus oficinas,
– enviar propuestas,
– negociar el precio…
Mucho esfuerzo, muchísimo, y poco dinero, poquísimo.
Y te diré una cosa, no tenía ni un hater.
Cuando todo era sufrir y no destacar, no le caía mal a nadie. Nadie tenía una crítica, al revés, todo el mundo me trataba de maravilla y me decían lo que les gustaba todo lo que les contaba.
La mayoría no me contrataba, pero la caricia me la daban.
Te diré algo que he aprendido en este tiempo.
Si haces suficientes cosas en la vida, prestas atención a lo que ocurre y te autocriticas sin piedad, acabarás haciendo las cosas muy diferentes a cómo las hacen la mayoría.
Y cuando haces las cosas muy diferentes a cómo las hacen la mayoría y lo haces con sentido y durante suficiente tiempo, tendrás éxito. Y entonces, llegarán.
Llegarán los pedigüeños.
– Los que piden tu renuncia
– Y que cambies
– Que lo hagas como lo hacen ellos
– Y que trabajes mucho por poco
– Y a ser posible, con una pareja que te haga infeliz, en un trabajo que te haga infeliz y una ciudad que detestes
– Y que seas más educado, y más correcto, y menos ofensivo
Pero no te confundas.
Lo único que les ofende es no estar en tu lugar.
Y para entonces, eso ya no lo podrás cambiar. Y no te importará lo más mínimo.
De verdad, con gente así es imposible no triunfar en esta vida.
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