Me adelanto al futuro y te reviento

Cómo es la repetición. Qué puta.

Tan potente que sin haber empezado ya sé como va a acabar la vaina.

Me refiero a que durante los próximos 30 días te voy a decir que vendo un curso de marca personal.

Que te interesa.

Que deberías comprarlo.

Y que además de divertirte leyéndolo y ponerte un poco cachondillo cuando vayas más o menos por la mitad, te va a resultar muy rentable.

Te digo esto porque lo creo y porque el año pasado cientos de alumnos lo confirmaron sin que ni siquiera les pidiéramos su opinión.

Entonces, lo que te decía, ese mensaje, de una u otra forma te lo voy a repetir durante 30 días.

Ahí, machando.

Con aprendizajes, cuidado. Pero machacando, no te confundas.

Día sí, día también.

Pim-pam pim-pam pim-pam-pum.

Y sé lo potente que es eso.

Y es tan potente y lo sé tan bien que te decía que sin haber empezado ya sé cómo va a acabar

Algunos lo compraron ayer.

Algunos lo comprarán hoy.

Algunos mañana.

Muchos este viernes

Más el sábado y más aún el domingo.

Dentro de 15 días muchísimos más.

Y algunos esperarán al 15 de septiembre a las 23:57 para hacer la compra porque tres minutos después dejaremos de vender el curso durante al menos un año.

Y cuando lo volvamos a sacar, si es que lo volvemos a sacar, será a un precio superior.

Estos últimos, los de las 23:57, obtendrán el curso como todos los demás salvo por una diferencia. Y es que pasaran 30 días comiendose el tarro.

Preguntandose si sí o si no.

Diciéndose que no.

Diciéndose que sí.

350 veces al día, al principo.

350 millones conforme se acerque el final.

El resto descansarán antes. Cuanto antes lo compren, antes descansarán.

Porque joder, es difícil descansar cuando tengo tantos argumentos para venderlo. Y tengo tantos argumentos porque el curso es cojonudísimo, sino este efecto de la repetición no serviría de nada.

Por ejemplo…

Acabo de abrir el curso por una página aleatoria. He caído en la 31. Página 31, y entonces, mi vista se ha fijado en unas palabras hacia el final de la página. Dos palabras que dicen:

«Tatuaje mental»

Poca broma.

Y a continuación una historia de ejemplo. Una historia con una particularidad, una historia que nace en una ambiente inofensivo y solo unas líneas después perfora las entrañas de quien la lee.

Joder.

Poca broma.

Poca broma y mucha mandanga.

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