Atiende, que viene una lección para la vida.
Bajaba las escaleras del metro cuando me ha llamado mi socio Fran. Movidas de empresa, movidas agobiantes.
Me he acelerado y resultaba evidente. Joder esto, joder aquello.
La conversación ha acabado cuando subía las escaleras de salida. Al meter el teléfono en el bolsillo he sentido la mascarilla. No me la he puesto en todo el trayecto.
Ni una mirada de desaprobación, tú. Y eso que me he cruzado con al menos 3 seguratas.
Proyectaba tal tensión que lo último que llamaba la atención era mi cara.
Es como el tipo al que dejaban entrar gratis en los cines cuando vestía chaleco amarillo.
O la pareja que se coló en fiestas de La Casa Blanca simplemente por llegar en limusina e ir emperifollados.
O los dos amigos que entraron sin pagar en varios parques de atracciones llevando una escalera bajo el brazo.
(Si no me crees, Google y YouTube son tus amigos.)
Si alguna vez te has colado en un evento sabes que el truco está en entrar con paso firme y mirando al frente.
Sin embargo, la mayoría nunca lo entenderá porque confunden causa y consecuencia…
Piensan que cuando eres reconocido te invitan a dar charlas. Pero es cuando das charlas que llega el reconocimiento.
Los suscriptores no se consiguen por tener éxito, sino que si se consiguen llega el éxito.
Nadie está esperando a que te hagas conocido para sacarte en las noticias, salir en las noticias es lo que te hace conocido.
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