Las personas somos mezquinas (tú también)

Flipa:

Existe una inteligencia artificial que es capaz, analizando la foto de un acusado, de predecir si será condenado o no.

Pongámonos en un supuesto:

Imagina que esa inteligencia artificial evoluciona y es capaz de decidir mejor que un humano quién debe ir a la cárcel.

Que se equivoca menos que un juez, vamos.

Supongamos algo más:

Supongamos que te acusan de un delito.

Y por último, hagámonos una pregunta:

¿Quién preferirías que te juzgue?

¿Eh?

¿Quién? ¿Quién? ¿Quién?

Piénsalo.

Pues la mayoría de la gente prefiere que le juzgue un humano.

¿Por qué?

¿Eh?

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Sopesalo. No tiene puto sentido.

Pues te lo voy a decir. Y estáte atento, porque la respuesta esconde una gran lección acerca del comportamiento humano más primitivo.

Un comportamiento que a menudo nos perjudica.

Pues tras darle muchas vueltas y hacer unas tablas de excel muy complicadas con funciones que no están al alcance del humano medio, unos científicos determinaron que el motivo por el que preferimos que nos juzgue un humano bastante imperfecto antes que un ordenador casi perfecto es…

Para tener alguien a quien culpar.

Ahí te dejo eso.

Dime si no es maravilloso.

Queremos a alguien a quien culpar si las cosas salen mal.

Hay valor en la potencial culpabilización.

Y ahora, que te he contado el secreto de venta de las grandes consultoras, te hago otra pregunta.

¿Cómo afecta eso a tu actitud hacia las ventas?

¿Hacia los clientes?

¿Hacia el rechazo?

No me importa, la verdad, solo he hecho esas preguntas para que el email tenga continuidad con lo que digo en el siguiente párrafo.

Y es que te diré algo que tengo muy claro. Existen unos pocos que preferirían que les juzgase una máquina porque dentro de ellos no existe la necesidad de culpar a nadie.

Son raros y no sé mucho más acerca de sus vidas salvo que profesionalmente llegan muy lejos.

Tú te apuntas aquí: