Todos los días me escribe gente para preguntarme dudas acerca de ventas.
Desde hace año y medio el tema estrella es la marca personal, por eso creé este curso.
La pregunta más habitual es si merece la pena trabajar la marca personal si no eres empresario o autónomo.
Piensan que si trabajas por cuenta ajena no puedas llegar a transmitir esa imagen de cabronazo que se lo monta por su cuenta.
Error.
Que trabajes para otro o estés buscando empleo no cambia nada. Todos dependemos de alguien. Yo también dependo de mis clientes. Tú puedes depender de tus clientes, de la empresa que te contrata o de la que te vaya a contratar, eso da igual.
Dicho de otra forma, todos tenemos necesidades y el objetivo no es no tenerlas, sino que no te dominen.
Eso es lo que se consigue con una marca personal bien trabajada.
Es lógico, cuando tienes una marca personal fuerte ya no tienes que preocuparte por ser diferente. Ya lo eres. Y eso cambia radicalmente tu poder en una negociación.
Uno de mis últimos clientes me quería para impartir una formación de venta telefónica en su empresa. Antes de que me contratara mantuvimos una reunión a la que vino el director financiero.
Cuando dije mi tarifa el de finanzas dijo que por ese precio podrían contratar a una escuela de negocios.
Ni siquiera tuve que contestar, ya lo hizo su jefe diciéndole que no querían una escuela de negocios, sino a Luis Monge.
Que fuera a impartir una formación en ventas era secundario. Lo que ese señor quería era que Luis Monge fuera allí a entretener al personal. Si además hablaba de ventas, premio doble.
Y es que la gente no solo quiere lo que tú eres capaz de hacer.
Te quieren a ti, y eso es algo de lo que no hay dos unidades en el mercado. Eres una categoría de producto en sí misma.
Si sabes venderte, claro.
Y no me vengas con que yo soy yo porque hace dos años no me conocían ni en mi casa.
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