Ayuso y Casado: la pregunta que nadie se está haciendo

Por si vives en una cueva (o fuera de España), te cuento la noticia que aquí todos comentaban hace un tiempo:

El líder de uno de los principales partidos (Pablo Casado) y su mano derecha (Teodoro García), se han puesto celosillos por el ascenso de una compañera (Isabel Díaz Ayuso), así que la han acusado de corrupción con la intención de matarla políticamente.

Pese a llevar meses investigándola en secreto no han podido demostrar nada y los que han muerto tras semejante ridículo han sido ellos.

Antes de que alguien me cuente su opinión política, aclarar que no me interesa. Si por mí fuera metería a estos y a los otros en el próximo cohete de Elon Musk.

Continuemos.

En todo este asunto hay una pregunta, la pregunta más importante a mi parecer, y que nadie se está haciendo. Esa pregunta es:

¿Cuál fue la paja mental?

Lo interesante de todo esto no es que alguien ataque a otro al que le va mejor. Eso ni siquiera debería ser noticia. Lo interesante es que para que eso ocurra, el atacante debe inventar una excusa mental.

¿Qué se dijeron Pablito y Teo para convencerse de que espiar a un compañero era una buena idea? Porque de lo que puedes estar seguro es de que la conversación no fue así:

—«Oye, que si Isabel sigue así nos quedamos sin trabajo, y te recuerdo que no sabemos cómo ganarnos la vida.»

La gente mediocre necesita una ficción para convivir con las bajezas que su mediocridad le empuja a hacer, y me come la curiosidad por saber cuál fue en este caso.

No he visto a ningun analista hacerse esta pregunta pese a ser lo único importante en todo este asunto.

El morbo de la vaina, el único morbo de la vaina, está ahí. Porque la respuesta a esa pregunta expone el lado más degenerado del mediocre.

¿Cómo de imaginativo es? ¿Cuánto de psicótico, cuánto de psicópata?


En las ventas pasa igual. A la gente no le gusta rechazar a otra gente, así que se inventan movidas:

– Que si tenemos demasiado trabajo, que si no tenemos trabajo.

– Que si me pillas reunido, que si tengo que hablarlo con mi socio.

– Que si estamos contentos con lo que tenemos, que si no tenemos presupuesto.


La mayoría de vendedores contestan a esas objeciones, acabando así con cualquier posibilidad de vender.

Porque cuando contestas a la objeción literal que te plantea un cliente potencial…

1. no consigues resolver su inquietud real
2. y matas cualquier posibilidad de descubrirla.


Por eso el newsletter va de muchas cosas, y casi ninguna de ellas es contestar objeciones, resolverlas y mucho menos, rebatirlas.

Empapará cada milímetro de tu proceso de venta, desde el sitio web, a tus emails, a lo que pone en tu tarjeta de visita.

Y te apuntas abajo: