Antes de crear mi primera empresa redacté un plan de negocio.
Creo ya te lo había dicho, lo de que soy idiota. Esto solo es la demostración.
Luego me puse el plan debajo del brazo y lo llevé de paseo por todos los concursos de emprendedores.
Más visto que el culo de la Kardashian.
Profesores de universidad, inversores y una conocida consultora. Algunas cosas que me dijeron:
- Tienes que hacer una previsión a 5 años, 3 es poco.
- No has tenido en cuenta la inflación en tus previsiones de mierda.
- No está claro tu valor diferencial, necesitas más valor diferencial y mucho valor diferencial.
Decenas de expertos, decenas de páginas, decenas de correcciones y ni uno solo me dijo…
¿Dónde hostias está el plan de ventas? ¿Por qué no hay un plan de ventas? ¿Tienes alguna deficiencia de la que no nos has hablado? Vete de aquí, gilipollas, y no vuelvas hasta que no tengas un puto plan de ventas, que el resto no sirve para nada.
Ni uno solo.
Hoy puedo escribir mi plan de negocio en un twitt:
- Apunta a mucha gente a tu newsletter
- Escríbeles con frecuencia
- En cada mensaje ofrece tu producto o servicio
Y me sobra espacio para añadir la «Misión, visión y valores»:
- Conseguir mi objetivo diario de ventas antes de echar la primera meada de la mañana.
Qué soez, ofendámonos.
Tengo un newsletter.
Si te gustan las estimaciones financieras a 5 años, las reuniones con powerpoint y el café recalentado con magdalena en el esófago, este curso no te va a gustar nada.
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