La habilidad que separa a los vendedores de los peleles (3% vs 97%)

Tengo una mentoría.

Disculpa la repetición, es para los que no leen, para no sentirme mal cuando no conteste a sus emails.

Cada lunes publico una lección de ventas.

La primera será a la semana que viene y la recibirán solo quienes se hayan inscrito antes de este domingo a las 23:59.

No es que las lecciones tengan un título, pero si tuviera que ponerle uno a esta sería…

Cómo ganar dinero rechazando clientes.

Y el subtítulo:

Porque hay clientes malos. Jodidamente insoportables. Clientes que te hacen perder dinero y años de vida. Y mientras no te des cuenta de eso, sepas identificarlos rápidamente y rechazarlos con autoridad, seguirán llegando más y más, porque lo único que hacen bien los malos clientes es atraer más malos clientes y espantar a los buenos.

Sí, sin duda ese sería el subtítulo.

Se trata, no obstante, de una lección extremadamente peligrosa y me pensé mucho si incluirla o no.

El motivo es que la línea entre rechazar clientes y ser gilipollas es fina.

Estoy cansado de verlos. Expertos en descartar buenas oportunidades y volcarse con las pésimas.

¿Por qué incluí esta lección entonces?

Porque, sinceramente, no se puede llegar a un nivel serio en la profesión de las ventas sin dominar esta habilidad. Simplemente es imposible.

Ser capaz de evaluar rápidamente a la persona que tienes delante y adaptar tu comportamiento en consecuencia es imprescindible para proyectar autoridad.

Estamos hablando, por tanto, de una lección que multiplica el valor de todas las demás lecciones que vengan por delante.

Por eso decidí no solo incluirla sino además hacerla la primera.

Porque sin esta habilidad a lo único que se puede aspirar es a ser un pelele que pasa la vida dándole las gracias a su mayor cliente por no llevar clavos en las botas con las que le pisa el cuello.

Y para no liarla me extiendo más de lo que tenía pensado para explicar a la perfección la diferencia entre comportarse como un líder y ser un gilipollas.

Y eso es algo para lo que estoy muy cualificado porque he vivido a ambos lados.

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