La cosa más importante que nadie cuida en su proceso de ventas

Si quieres entender cómo funciona el cerebro humano, el razonamiento de los fulanos y fulanas que poblamos esta roca suspendida en el espacio a la que llamamos Tierra, observa un niño.

Cuando empieza a hablar. Al principio, antes de que tenga vida social.

Eso es así porque ahí descubrirás la diferencia entre lo que le has enseñado y lo que nunca le has enseñado.

Es decir, entre lo innato y lo adquirido.

Y ese es un aprendizaje de lo que que somos, de lo que primitivamente somos quiero decir, equivalente a asistir a dos mil trescientas videocoliflores.

Ejemplo.

Cuando mi hija se excita corre hacia mí y dice:

«Choooocaaaaaaa»

Y cuando le preguntas si quiere comer:

«Síiiiii»

Ojo al detalle, que es clave.

Yo le he enseñado «choca» y «sí», pero no «choooocaaaa», ni «síiiiii.» Eso es innato.

Entonces.

Hay algo biológico en nuestra entonación, en cómo comunicamos.

Algo mucho más primario que lo que comunicamos.

Algo que proyecta nuestra emociones.

Algo que lleva con nosotros de mucho antes de que aprendimos a hablar. No hablo de unos meses, hablo de 200.000 años de evoluion humana y 3.900 millones de evolución de la vida.

La gente se complica infinito la vida preparando reuniones, estudiando a su cliente y haciendo powerpoints sidosos.

La realidad es que todo eso no sirve de nada.

Lo siento, pero es así (y si piensas que tu caso es diferente, más aún).

Hay algo mucho más importante.

Un comportamiento transmite sobriedad, seriedad, confianza, seguridad, mentalidad de abundancia y de falta de necesidad.

Y lo sé bien porque lo he aprendido haciendo todo lo contrario durante años.

De eso te hablo en el newsletter.

De cómo comportarse para ser percibido como un líder exitoso aunque en realidad estés ensuciando tu ropa interior conforme escuchas al cliente. Te apuntas aquí: