Me crucé con una entrevista de David Broncano a Emilio Aragón.
Emilio le decía a Broncano que conocía a un tipo que cantaba increíble y que lo tenía que traer al programa.
Broncano contestó que ya vería, que tampoco iba Emilio a decirle cómo hacer los programas.
Entonces Emilio le dijo, «Espera, que le llamo y hablas con él.»
«¿Cómo? ¿Ahora?»
«Coño, claro. Toma, te lo paso.»
Puto Emilio.
Entonces me acordé de todos esos «amigos» a los que cuando les he pedido que me presentaran a alguien y me han dicho…
«Se lo comento y te digo algo…»
«Cuéntamelo a mí y yo se lo traslado…»
«Le pregunto si quiere que le contactes y si eso te paso sus datos…»
Posiblemente esta historia te suene.
Como mi colega Mario, que ayer me enseñó una captura de pantalla de un grupo de WhatsApp.
Había pedido a sus colegas que se apuntaran a este newsletter porque si lo hacían él recibiría el libro 101 asuntos de email imposibles de ignorar.
Entonces uno le contestaba «Si eres amigo suyo… ¿no debería dártelo igualmente?».
Otro «amigo». De esos que cuando te montas un negocio, en lugar de ir a comprarte esperan que les des algo gratis.
O como los varios que me han dicho que nunca me darán un contacto. Que recibir cada día un email gratis, eso sí, pero que dar algo a cambio, eso ni de coña.
Entiéndeme, no es que no me den contactos, eso es algo con lo que cuento. No hablo de eso, no; hablo de gente que ha considerado necesario escribirme para dejar patente que nunca me darán un contacto, no me vaya a confundir.
Y luego está mi amigo Mario, que contestó: «Así es, y por eso, en lugar de conseguirle 3 suscriptores voy a conseguirle 30.»
Me cago en la puta. Amigos.
O Arturo Fernández, que me dijo que como le daba pereza pedírselo a 3 personas, mejor me menciona en su newsletter y me metía a 300.
O Marina, de Piscosupervivencia, con la que no he intercambiado más de un par de correos y que, sin decirme nada, también me mencionó en su newsletter y solo me enteré porque unos cuantos cientos de sus suscriptores me lo dijeron.
O Rojo Hueso, que incluso me pidió permiso para hacerlo.
¿Sabes lo que le pasa a alguien que va así por la vida cuando pide un favor?
Ser generoso es un ingrediente para tener éxito que se menciona poco, pero menos mencionado y e igualmente importante es elegir con quién te juntas y, sobre todo, con quién no.
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