Esto es fácil.
Me llamo Luis Monge Malo, nombre real, no artístico, y cada día envío un email con una idea para vender más. ¿A quién se la envío? A mi lista de suscriptores. Día que estás fuera, idea que te pierdes. Así de fácil.
Atiende, que viene lo importante.
¿Que te gustaría conocer estas ideas? Escribes tu email ahí debajo y te apuntas con un clic. ¿Que cambias de opinión? Te borras con otro. Como te decía, bastante fácil.
Obviamente jamás te enviaré spam ni nada que se parezca a los típicos newsletter corporativos, eso me daría vergüenza.
Tampoco te regalaré nada por apuntarte. Ni un ebook, ni un curso, ni nada de nada. Eso me daría aun más vergüenza. Los emails que envío son suficientemente buenos como para que no necesite sobornar a nadie (eso, y que me da pereza regalar cosas).
La gente que se apunta dice cosas como estas:
«Hay newsletters buenas, cojonudas y la de mongemalo.»
—Diego Parrilla
«Como se nota que hablas sin saber y siendo un egoista.»
—Adrian H.
«Has despertado a la bestia. Necesitaba motivación, ya estaba aburrida de tanta teoría que no me vale de nada.»
—Nieves Iglesias
«Eres idiota y no vuelvas a utilizar mi correo.»
—Óscar G.
«Después de que Luis Monge apareciera en mi vida, cualquier documento de marketing me parece que lo ha hecho un niño de 14 años.»
—Génesis Quintero Iabichino.
Te podría poner otros comentarios, porque hay más de 15 000 personas apuntadas, pero te haces una idea.
No te digo más. Si quieres vender (o venderte) más y mejor, te interesa. Si no, no, para qué engañarnos. Creo que ya te he comentado lo fácil que es.