Nada de quejas, nada de excusas

Cuando tenía 5 años murió su padre, lo que le obligó a cuidar de sus dos hermanos menores y aprender a cocinar.

A los 12 dejó la escuela para trabajar en la granja familiar.

Como su padrastro le pegaba, a los 14 se fue a vivir con unos tíos.

Buscando huír de la pobreza, con 15 falsificó su certificado de nacimiento y se enroló en el ejército.

Cuando acabó su servicio militar trabajó como marinero, corredor de seguros, vendedor de llantas, granjero, bombero y dependiente de gasolineras.

Esto último le gustó, así que con 39 montó una gasolinera con un restaurante, creando el concepto de estación de servicio. Su receta de pollo frito le dio bastante popularidad.

La buena fortuna le duró hasta que cumplió 60. Entonces construyeron una nueva carretera que desvió el tráfico que hasta entonces pasaba por su gasolinera, lo que le devolvió a la ruina. Tuvo que vender la gasolinera para saldar las deudas. Sin dinero ni trabajo se puso a recorrir el país convenciendo a restaurantes para que usaran su famosa receta de pollo frito a cambio de pagarle 1 centavo por cada pieza de pollo vendida.

Con 62 había ahorrado lo suficiente para montar un nuevo restaurante.

Con 84 años y 600 establecimientos vendió su empresa, Kentucky Fried Chicken, por 2 millones de dólares.

Solo espero que no seas de los que lloriquea por pasar unas pocas semanas en casa. Si me equivoco, suscríbete al newsletter. (Y escríbeme luego para darte de baja)