Mira, de verdad que lo siento, de verdad que no quiero repetirme tanto, pero no es mi culpa, es que no me dejan alternativa.
Es imposible no triunfar en esta vida.
Ayer me mencionarion en tuister por una frase que dije en algún punto del espaciotiempo.
El producto es lo de menos para vender. El producto es fidelización, no venta.
O algo así.
Bueno, bien, ok. Hasta ahí todo correcto. Lo que no entendí es lo que vino después.
Alguien contestó que sí pero que no, así que el autor original contestó también, que no pero que sí.
Entonces se produjo una conversación infinita acerca de la ética, la moral, lo que el cliente realmente necesita, lo que no, lo que quiere, lo que le dices, lo que le vendes, lo que le metes, lo que le sacas, lo que le hueles, lo que le chupas y lo que le enchufas.
No sé si me entiendes.
Yo no.
Es lo que pasa cuando crees que tienes la capacidad de saber lo que les conviene a los demás mejor de lo que lo saben ellos. Que acabas inventando cosas muy raras.
El comunismo, por ejemplo.
Y que acabas consiguiendo lo contrario.
Matar a 100 millones de personas, por ejemplo.
Así de potente y peligroso es creer que puedes pensar por los demás.
Y joder, es todo mucho más fácil.
Cumple con tu palabra, no seas un hijo de puta y deja de juzgar los deseos de los demás.
Tres reglas y se acabó. Cumplir, no putear y no juzgar. Ya está. Fin de la historia.
Ya te he dicho que era fácil.
A partir de ahí, si quieres estudiar ética, lee a Gustavo Bueno.
Por si acaso, lo diré de otra forma.
Los motivos de los demás:
– No tienes que entenderlos
– No tienes que respetarlos
– No tienen que gustarte
– No tienes que compartirlos
– No tienen que coincidir con los tuyos
Lo único que tienes que hacer es cumplir, no putear y deja de cuestionar las putas razones de los demás.
Y a partir de ahí vende lo más jodidamente bien que puedas.
Tengo un newsletter.
Es para vender lo más jodidamente bien que se puede.
Eso significa que no va de hablar del producto. Ni de satisfacer necesidades. Ni de convencer a nadie de nada.
Y, sobre todo, te prometo que no incluye ninguna lección de moral.
Solo de ventas.
Para vender como un cabrón y no como un hijo de puta.
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