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Hay quien se enfadará por que empiece este email vendiendo, y hay quien sabrá ver la enorme lección que eso contiene.
La lección es que empieces por el postre. En una historia, por el desenlace. Y en una venta, por el cierre.
Los motivos son varios:
El primero es que gente capaz de leer 400 palabras e ignorar la última línea. O la última frase de una conversación. Ayer dos personas me preguntaron si pensaba vender algo. Cuando les mencioné del curso de gestión de objeciones me dijeron que no sabía de que hablaba.
El segundo es que hay gente, poca, pero la hay, dispuesta a comprar YA. ¿Por qué no intentarlo?
El último, que si empiezas por el cierre y te rechazan, puedes continuar con normalidad con la misma conversación que pensabas tener.
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