Antes contestaba a todos los mensajes que recibía, pero llegó un momento en el que eso me obligaba a dejar de hacer demasiadas cosas que disfruto bastante más.
¿Quieres que responda tu mensaje? Es fácil.
Mensajes que no atiendo:
- Favores. «¿Podrías publicar esta oferta de trabajo?», «¿Sabes de alguien que…?», «Te he mencionado en un artículo de LinkedIn, ¿podrías comentar?…»
- Críticas. Si eres suficientemente absurdo quizás use tu mensaje en uno de mis emails diarios, pero eso será todo y es improbable que ocurra. Por cierto, ya sé que hablo demasiado rápido y que vocalizo mal. Y también que soy un machista turboliberal sin corazón que no entiende nada. Te lo puedes ahorrar.
- Validaciones. «Me gusta lo que he visto, espero que mantengas el nivel…», «Te voy a dar una oportunidad…» En serio, no. No me la des. Vete y no vuelvas.
- Consejitos y pronósticos. «Te iría mejor si hicieras tal cosa…» Te propongo algo mejor, hazlo tú y ya me cuentas cómo te ha ido.
- Mensajes de más 100 o 150 palabras. Si eres un cachondo escribiendo monta un newsletter o escribe un libro, porque cuando tengo 50 o 100 mensajes pendientes de respuesta solo valoro la concisión.
- Exigencias. Cada cierto tiempo alguien me exige que haga algo para él en virtud de haberle gustado lo que hago o seguirme desde hace tiempo. No te esfuerces, no contesto encuestas ni escribo ensayos privados.
- Adivinanzas. Me alegra haberte caído simpático, pero solo has visto mi mejor cara, soy mucho más tonto de lo que imaginas. No entiendo mensajes crípticos o llenos de metáforas. Ve al meollo. Dime para qué me escribes sin rodeos ni dobles sentidos.
- Mensajes difíciles de entender. Me da igual que cometas faltas de ortografías o que no seas la persona más elocuente de la historia, pero no voy a dedicar ni un segundo a intentar averiguar qué jugada te ha hecho el autocorrector. Si pretendes que lea y conteste tu mensaje lo mínimo que puedes hacer es releerlo antes de pulsar el botón «Enviar».
- WhatsApp. No sé cómo has conseguido mi número, pero si no nos conocemos en persona, hemos quedado o estamos trabajando juntos, no contestaré.
- Consultas acerca de mi historial académico y/o profesional. LinkedIn y Google son tus amigos.
- Trabajo gratis. «¿Podrías revisar mi web?», «¿Podrías revisar este email?», «¿Podrías revisar este texto?», «¿Podrías revisar mi currículum?», «¿Qué harías en esta situación?» Este tipo de cosas.
Mensajes que, salvo despiste, siempre contesto:
Será para aceptar o para rechazar, en una respuesta larga o, más habitualmente, extremadamente corta, pero siempre contestaré a…
- Saludos
- Dudas breves
- Regalos
- Halagos y peloteos
- Solicitud de entrevistas
- Peticiones de presupuesto
Me escribe tanta gente porque cada día envío un consejo de ventas que es demasiado bueno como para no responder. Te apuntas ahí abajo: