El único motivo por el que debes mirar el plato del vecino es para ver si tiene suficiente.
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Putos ricos.
No, en serio, putos ricos.
Los padres de Jeff Bezos invirtieron 100.000 dólares cuando empezó Amazon. No te jode. Así cualquiera crea una empresa de un trillón de dólares.
Todavía va el tío dando lecciones.
Y el puto Elon Musk, ¿qué? ¿Pues no va el pavofrío e invierte su propio dinero en comprar una empresa privada que presta un servicio altamente prescindible? Pero vamos a ver, de qué va ese fulano.
Además, que no es bueno que un millonario controle un medio de comunicación.
Salvo por Berlusconi.
Y Mark Zuckerberg.
O el príncipe Alwaleed (principal inversor de twitter hasta ahora).
O Rupert Murdoch.
O… joder, si hasta el fundador de Pinterest (Ben Silbermann) tiene 1400 millones.
Y a Amancio Ortega ni me lo mentes.
¿Pues no va ese pedazo de sanguijuela y en lugar de darle su dinero al estado compra unas máquinas para tratar el cáncer y se las regala?
¿Qué pasa con políticos e intermediarios? Poca broma. Hablamos de personas en riesgo de exclusión. Gente sin la capacitación necesaria para encontrar un trabajo digno.
Hace unas semanas los empleados de Apple en los Estados Unidos de América anunciaron que se «unionizaban» (es decir, que montaban un sindicato).
Vítores, alabanzas, aclamación popular. Todos en las redes lo celebraron.
“Fuck corporations” decía uno.
Hace unos unos días anunciaron que lo primero que iban a pedir era un salario mínimo de 30 dólares por hora.
Glup.
¿Te acuerdas de los aclamadores populares? Pues creo que entendieron que ese salario lo iban a pagar ellos, porque sino no se entiende su reacción.
Ah, joder.
Ah, ah, ah.
Aaaaaah…
Espera, espera.
A ver si el problema no van a ser las multinacionales.
Ni su poder.
Ni el trato a sus empleados.
Ni la pobreza.
Ni la desigualdad.
Ni un salario digno.
Que no digo que todo eso no sea. Ni que todo eso deba ser. Digo que lo mismo, quizás, a lo mejor, puede, yo-qué-sé, llámame loco, pero que igual el problema es que el vecino tenga el plato más lleno de lo que a uno le gustaría que lo tuviera.
Mira, no sé. Saca la moraleja que quieras de este mensaje. Yo lo único que sé es que nunca me he preocupado por esas cosas.
Y no sé si no me preocupo porque vendo mucho, o vendo mucho porque no me preocupo.
Bueno, sí lo sé. Es por lo segundo. Por lo segundo y porque vendo así, de la forma que te cuento ahí abajo: