El otro día me llamaron tiburón. Dos veces.
Nunca me habían llamado eso y en un día ocurrió dos veces.
La primera fue una señora. Me dijo que la gente de mi calaña somos unos tiburones y que por culpa de gente como yo la vida se ha convertido en una competición.
La segunda fue un cliente. Me dijo que le ponía mucho porque soy un puto tiburón.
Vamos a ver, macho.
Tiburón es Elon Musk, que duerme en su despacho para no perder tiempo yendo al trabajo, o Julio Iglesias, que con casi 80 años andaba dando giras por el mundo. Yo estoy más cerca de sardina que de tiburón.
Qué risa me da esa palabra.
Tiburón.
🦈
Lo que está claro es que los tiburones producen fuertes emociones.
Por un lado está la gente a la que no le gustan nada.
A estas personas competir les parece algo negativo y sueñan con un mundo que deje de girar cada vez que ellos se echan la siesta.
Son los mismos que llaman insolidarios a los ricos porque opinan que pagan pocos impuestos.
Obviamente, para esta gente los que sabemos vender y vendernos somos tiburones. Supongo que para esta gente hasta los vigilantes de seguridad de los museos son tiburones.
No quiero crear falsas expectativas, así que lo repito: no soy un tiburón.
No soy un tiburón porque cuando llevo diez horas fuera lo que más me apetece es volver a casa para ponerme el pijama y ver series de los 90 con mi hija. Los tiburones no son así. Tras acabar sus reuniones, el tiburón se va a cenar con sus clientes y luego a tomar unos copazos.
Esa es una forma de vivir que a algunos les puede gusta, aunque como forma de vender es bastante pobre y a mí me da mucha pereza.
Si saber vender tiene algo bueno es que no tienes necesidad de hacer eso.
Al contrario de lo que decía la señora, cuando sabes vender no necesitas ser un tiburón.
Cada día escribo un consejo de ventas. Con eso, hasta las sardinillas como yo pueden triunfar.
Te apuntas ahí abajo:
Algunos de los que se apuntan dicen cosas como estas:





Otros dicen cosas como estas:








Más locos:





Convierto clientes lija en clientes mantequilla
Día a día, mensaje a mensaje.
Porque cada día un consejo de ventas, día que estás fuera, consejo que te pierdes.
Si te gusta esta idea, te apuntas con un clic. Si te deja de gustar, te das de baja con otro.
No te digo más. Si quieres vender (o venderte) más y mejor, te interesa. Si no, no, para qué engañarnos.
Morbo selecionado al azar:






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- Si después de leer esto no ligas, yo ya no sé.
- Esta frase me ha dado más dinero que algunas cartas de ventas
Más opiniones no solicitadas:








Esto dicen por ahí:








Te dejo unos testimonios:








Se dice, se habla, se comenta:





Más:





Otros:







Estos no te los había enseñado:








Estos son no solicitados, como todos los demás:











Más testimonios no solicitados:








No sé qué poner como título:







¿Me estoy flipando? Efectivamente, me estoy flipando:





Y con esto acabo, que ya me he aburrido, pero bueno, te haces a la idea:





