Dónde está y dónde no está el dinero

Kushki.

Así es como se dice «dinero» en quechua. Kushki. Me lo contó Xavier, un suscriptor.

Xavier también me contó otra cosa que probablemente te interese una barbaridad, pero esa te la desvelaré en un momento.

Ojo la cantidad de formas que existen para referirse al dinero. Casi tantas como las que inventan los clientes para decir que no.

Plata, pasta, parné, cuartos, perras.

Guita, tela, mosca, gallina, pavos.

Posibles, tierras, pisto, haberes, monises, pelas, duros, bienes.

Pocos conceptos se puedan expresar de tantas formas…

…y provocar sensaciones tan opuestas.

Envidia y asco en unos.

Placer y tranquilidad en otros.

Odiar el dinero es como odiar la vida. Y culpar al dinero de cualquier mal es como culpar a los átomos.

El dinero siempre ha estado ahí y no se va a ir a ningún sitio. Es más, cada día habrá más.

Y cada día, cada maldita mañana a primera hora, aparece alguien que hasta entonces no lo tenía y lo consigue.

¿Quienes son esas personas que consiguen un trocito de ese dinero?

Pues mira, las que acaban los emails con «Atentamente» o «Ya me dices» o «Llámame si te interesa», no, esas no son.

Las que llaman para preguntar «si hay avances» o «si se ha tomado una decisión, tampoco.

¿Las que prefieren comerse un kebab encontrado en el suelo del baño de un puticlub de la India a salir a la calle sin powerpoint?

Pues me temo que esas tampoco.

Lo consiguen quienes entienden cómo razonan los demás. Y no me refiero a escuchar lo que quiere el cliente y esas pamplinas que se cuentan en los MBAs de 100.000 €.

Hablo de entender lo que satisface a la psique humana.

El dinero seguirá ahí, cada día habrá más, y caerá únicamente en las manos de los que entiendan eso.

Esto es lo otro que me dijo Xavier:

Llevo unos 30 minutos de la clase de ligar y ya tengo ideas para unos 15 emails por lo menos!!

Que es lo que pasa cuando entiendes cómo actúan los instintos más primarios de cualquier humano cuando toma una decisión.

También una decisión de compra.

Incluso una decisión de compra cara.

Especialmente en una decisión de compra cara.

Lo que pasa es que quieres prenderle fuego a la forma en la que te comunicabas hasta entonces.

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