Este blog debería ser de pago. Punto.
Si empiezo este post diciendo que todos observamos a las personas de éxito seguro que llega alguno y me dice que él no.
Bueno, mira, si tú te fijas en las personas fracasadas, a tope, pero no vengas a contármelo.
Yo sí observo a las personas de éxito. Me interesan y aprendo de ellas tanto o más que de los libros.
A lo largo de la vida me he dado cuenta de que todos, absolutamente todos los que observamos a las personas de éxito, lo hacemos de una de dos formas.
Por un lado está la forma en la que las propias personas de éxito observan a otras personas de éxito y luego… la forma en la que lo hacen el resto.
Lo mismo te interesa copiar cómo lo hacen los exitosos.
Entiéndeme, esto no es una regla absoluta. Pero casi.
La mayoría de la gente, la gente de no-éxito, cuándo observa a una persona de éxito, la evalúa.
La juzga, la valora.
Dice cosas como:
- Esto me gusta… esto no me gusta…
- Le iría mejor si hiciera esto o aquello…
- Esto no tiene sentido…
Puede parecer un comportamiento normal, humano incluso… hasta que te das cuenta de que las personas de éxito jamás evalúan, solo estudian.
No hay juicio, solo investigación.
No hay juicio, solo investigación.
No hay juicio. Solo investigación.
El «tal o cual cosa no me gusta» o «sería mejor que esto fuera así o asá» ni siquiera existe en su vocabulario. Ellos sustituyen todo eso por:
«Hmmm… ¿por qué lo hará así?»
Entonces, de donde unos sacan motivos para no disfrutar, otros sacan aprendizajes.
Desde lo más obvio hasta diminutos detalles. Es más, especialmente de diminutos detalles.
Cositas ante las que prácticamente cualquiera diría: «No será por eso.»
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