El otro día le pregunte a un amigo cuántos meses de gastos necesitaría tener ahorrados para sentirte suficientemente seguro de que si algo le pasara tendría tiempo para volver a buscarse la vida.
¿Cuánto dirías tú? Piénsalo.
…
Mi amigo dijo que 24 meses.
—No, no. No hablo de lo que te gustaría. Me refiero a lo mínimo imprescindible para saber que vas a poder sobrevivir.
—24 meses.
—No me has entendido. Si hoy te despiden… ¿cuánto crees que tardarías en volver a encontrar una fuente de ingresos que te satisfaga? Peor caso.
—24 meses.
Sigo con el culo torcido después de aquello.
…
Tras un tiempo buscando curro mi amiga Sofía recibió dos ofertas el mismo día. Llamémosles empresa A y empresa V.
La oferta A no le gustó nada. Mal sueldo, sin posibilidad de teletrabajo y durante el proceso ni le vio la cara al que sería su jefe.
Solo existen dos motivos por los que un jefe no forme parte del proceso de contratación. Le importa una mierda su empresa o es un narcisista. Si te ha pasado, ya sabes.
Nada es más importante que contratar a la persona adecuada. Lo dice Dan Erling que es el tipo que ha escrito el que posiblemente sea el mejor libro acerca de cómo contratar correctamente.
Sofía me dijo que la oferta de la empresa A era tan mala que se lo dijo al de recursos humanos.
Entonces le pregunté qué hubiera hecho si no llega a recibir la oferta de la empresa V.
—Aceptar la oferta de la empresa A, qué remedio.
—¡¡Por qué?!
—Nunca sabes cuanto puede tardar en aparecer la siguiente oportunidad.
—Sofía… ¿cuántos meses de gastos necesitarías tener ahorrados para sentirte cómoda?
—24 meses.
Desde entonces he hecho esa pregunta muuuuchas veces y he descubierto que solo existen dos tipos de personas:
Los que piensan que las oportunidades aparecen,
y los que las crean.
…
Decenas de estudios buscan la relación entre el nivel de estudios o la universidad donde has estudiado, el dinero de tu familia, la raza, el sexo y otro millón de variables… y la facilidad para encontrar trabajo.
Ni uno solo ha dado con el factor más importante. Putos académicos. El día que saquen la cabeza de su culo lo mismo les explota.
Uno no es libre hasta que sabe vender(se).
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