Este mensaje una gran lección acerca de la psicología humana.
Grande y confusa.
La semana pasada batí el record de insultos recibidos.
Por supuesto, un récord así lleva asociado otro record mucho más sexy.
No te diré cuál es ese otro récord porque hay un usuario de twitter que me dijo que no le gusta que hable de eso.
Que es soberbio, que le estresa y que no hay necesidad.
Hasta la semana pasada, la época que más insultos había recibido fue cuando tenía la empresa de diseño web y subí las tarifas hasta los 20.000 €.
Es decir, puse un numerito más alto en la web (porque siempre hay que publicar el precio) y empecé a recibir insultos.
Fue durante una temporada, luego se calmó, detalle que lo hace un millón de veces más interesante.
Deja pasar suficiente tiempo y hasta los comedoritos en albornoz acabarán aceptando la realidad.
Lo mejor, ¿sabes quién me insultaba más?
- Competidores
- Espontáneos que ni siquiera querían contratar una web
Un fulano desconocido nos puso una estrella en Google.
Decía que no necesitaba conocernos, que él ya sabía cómo somos la gente que cobramos tanto.
Obviamente esa también fue una gran época en el tema que al señor de twitter no le gusta que mencione.
No hace falta que subas los precios para recibir insultos.
Porque, créeme, quieres recibir algunos insultos.
Con que digas que los vas a subir es suficiente.
O que vas a llamar a tal cliente, o que vas a conseguir un mejor trabajo o que vas a pedir un aumento.
Haz cualquiera de esas cossas y aparecerá un ejército de señores en albornoz dispuestos a informarte de que estás equivocado, que no estás preparado o que eres un estafador.
Son muy ruidosos.
Pero no olvides, solo lo son en tu cabeza.
Tengo un curso de ventas. Quien hace esto es muy odiado y también le ocurren cosas de las que a un señor de twitter no le gusta que hablemos. Lo ves en el newsletter y te apuntas aquí: