Lo que le cuento a Isra Bravo en el audio del PEPINO GRANDE (Larga historia) me pareció una gran idea para ordeñar las redes sociales y que cualquiera podría aprovechar para ganar dinero.
Fallo mío. No tuve en cuenta a los barrocos del marketing. A ellos les pareció simple, poca cosa.
Supongo que cuando el éxito te da miedo la complejidad es un refugio muy acogedor.
Otros, como David Fontanet, de davidfontanet . com, dijeron cosas como esta:
«Acabo de escuchar entero el audio con Isra.
He aprendido más en 20 minutos que en 1 año de clases (que imparto yo) sobre redes sociales.
No es que no sepa como funcionan las redes, sino que de la forma en que lo has explicado te cambia la manera que las percibes, y eso es de mucho valor para mí.
Gracias.»
A raíz del audio estuve hablando con otros muchos simplistas a los que les gustó:
– Un prestigioso arquitecto
– Un conocido inversor
– Un futbolista
– Una empresaria que ha convertido su instagram en una máquina de conseguir clientes
Está última me flipó. Para que te hagas una idea, lleva solo 2 años en instagram, tiene 40 000 seguidores y prácticamente todos sus clientes vienen de ahí.
Lo peor, y esto a algunos no les va a gustar nada, es que lo que hace es rematadamente simple:
– No enseña el escote
– No viola al algoritmo
– No sigue a nadie (literal, no sigue a nadie)
– No paga publicidad
– No habla de embudos
– No utiliza ningún truco rebuscado para aumentar su alcance
Todo lo que hace es dedicar unos minutos de lunes a viernes a hacer algo muy sencillo y muy replicable.
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