Para ser nini, perdedor, mediocre, muerto de hambre, privilegiado, machirulo, ley de la jungla, soberbio, que va dando tumbos por la vida, que no sabe vender y otras cosas que de vez en cuando me dicen personas de gran éxito y mejor trayectoria, me ha dado tiempo a vivir unas cuantas historias curiosas.
Ayer conté una, hoy contaré otra.
Una alta personalidad del fútbol español, no puedo dar más datos, me quería conocer, así que me invitó a comer.
Quedamos en un lugar indeterminado de una cuidad indeterminada.
No era el mejor bar del lugar pero ostentaba otro mérito, ser el peor. Le pillaría cerca de casa supongo.
El tipo vestía polo de un equipo que si dijera dejaría todo demasiado claro y un reloj –créeme, de relojes sé un rato– de 50.000 €.
Pantalones de chándal y botas de tacos rotas y tres tallas más pequeñas de lo que recomiendan 9 de cada 10 podólogos.
El tipo sería un excéntrico, cosas del éxito.
Empecé a sospechar que excentricidad no era cuando a mitad de comida me fije en sus uñas cortadas a serrucho y bañadas en estiércol.
Lo confirmé cuando las utilizó por decimoséptima vez para hacerse una limpieza periodontal profunda.
No me importó, estaba viendo un gran email escribirse solo y eso tiene un valor incalculable.
Ni sabía de qué me estaba hablando cuando llegó la cuenta.
¿Me tocaba pagar a mí? Hostia, no lo sé. El tipo me había llamado, pero también me había dado un email que pagaría esa comida varias veces.
Además no me quedaba claro si estaba ante un millonario o ante un mendigo.
Pagaría yo.
Dio igual. Que insistiera, que sacara la tarjeta, incluso que me levantara.
El tipo se abrió el pantalón, introdujo la mano en sus calzoncillos, sacó un puñado de monedas y las soltó encima de la mesa.
Vamos a ver, que yo le entiendo.
Hay cosa que donde mejor guardadas están es en los huevos. Me ha pasado.
Como cuando me entrevistó Dean Romero, autoridad máxima del SEO hispano. Al acabar la entrevista le dije:
«Atiende, Dean… ¿cómo te digo esto…? Esta entrevista no la puedes publicar. Se me ha ido la lengua, hay demasiado valor, me tienes que dejar venderla como masterclass.»
A Dean no le importó y eso hice.
Jose Gallardo, copywriter en rojohueso. com, recientemente me dijo lo siguiente:
Me vino bien volver a ver esa entrevista a tope de valor que te hizo Dean. En este segundo visionado tomé 3 páginas de notas.
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